Significado de fluir

¿Te ha pasado alguna vez que estabas haciendo algo que te encanta y cuando te has dado cuenta te han pasado las horas volando? ¿O estabas tan concentrado haciendo algo, que hace media hora que estaba sonando el timbre o tu teléfono y no te has dado ni cuenta?
Pues este estado de la mente es el que el investigador Mihaly Csikszentmihaliy, ha denominado estado de fluir.

Mihaly Csikszentmihaliy y diferentes colaboradores han estudiado desde el año 1975, como los seres humanos se sienten cuando experimentan un rendimiento óptimo en todos los niveles: a nivel mental, a nivel emocional y en sus comportamientos, llegando a la conclusión que todos tenemos un estado mental de rendimiento óptimo y que nos aporta bienestar y al que han denominado estado de fluir.

¿Qué es el estado de fluir?

Este es uno de los ejes centrales de estudio de la psicología positiva y el estudio llevado a cabo por Mihaly y sus colaboradores, se ha alargado durante décadas y además tiene la particularidad que se ha realizado de forma transcultural, y no solo en profesionales excelentes, sino que han estudiado también personas como tú y como yo.

De esta modo, han podido llegar a la conclusión, que el estado de fluir puede producirse en cualquier persona al margen de nuestra cultura, profesión, lugar de residencia o nivel social. Es decir que el estado de fluir forma parte de nosotros y nosotras como seres humanos.

Y por qué es tan importante el estado de fluir. ¡Pues porque nos acerca a eso que todos tanto anhelamos que es la felicidad o el bienestar!

Este estado se sitúa dentro de la gestión de nuestra experiencia individual, es decir, aquello que experimentamos nosotros y nosotras mismas, y no depende de lo que haga mi pareja o mis hijos, o mi vecino, sino que es un estado propio, que se sitúa como un aspecto central de nuestro bienestar.

Además, tiene una ventaja: no tiene relación con los premios y/o castigos que recibo del exterior (la felicitación de mi jefa o jefe, o que los demás se den cuenta de lo bien que lo he hecho), sino que nos ofrece la posibilidad de sentirnos bien con nosotras y nosotros mismos.

El estado de fluir es un estado psicológico

Desde esta perspectiva, el estado de fluir, en primer lugar, es un estado psicológico, es decir, un estado de la mente, que incluye no solo aquello que pensamos, sino también nuestras emociones y nuestras conductas, permitiéndonos tomar las riendas de nuestra propia experiencia interna y los contenidos que habitan en nuestra conciencia.

¿En qué consiste exactamente el estado de fluir?

Pues, por ejemplo, puedo estar sentado en el sofá con la mente concentrado viendo el móvil y entretenido, pero esto no sería un estado de fluir, ya que no hay activación emocional ni estoy en acción afrontándome a un reto con mis habilidades, por tanto, estaremos cómodos o tranquilos, pero desde luego no fluyendo.

Para que podamos fluir, tienen que coincidir diferentes circunstancias:

1. Que la situación me suponga un reto.
2. Que tenga habilidades y/o fortalezas en relación con la acción que estamos realizando
3. Que mi atención esté centrada en la tarea
4. Que me sienta seguro en lo que estoy haciendo

Y qué consigo cuando estoy fluyendo:

– Elimino las distracciones y el “parloteo mental”, estoy aquí y ahora.
– Gano seguridad y satisfacción.
– Experimento una distorsión del tiempo, se me pasa el tiempo volando.
Experimento bienestar.

Cómo distinguir el estado de fluir de otros estados

Para distinguir el estado de fluir de otros estados emocionales. Mihaly Csikszentmihalyi, nos propone esta gráfica: 

Estado de fluir

En la gráfica podemos observar dos ejes:

– Verticalmente, el desafío que nos representa una tarea.
– Horizontalmente, la habilidad que tengamos en la misma.

Encontrar nuestra habilidad

¿Habrás visto que cuando hemos hablado de la activación y reto, también hablamos del nivel de habilidad, y a que nos referimos cuando hablamos de habilidad? Pues se refiere a nuestras fortalezas y aquello que es propio de nosotros. Puedes preguntarte:

  • Que es aquello que se te da bien sin poner mucho esfuerzo
  • Que es aquello que te es fácil aprender
  • Que estás haciendo cuando se te pasa el tiempo volando

Ahora quizás puedas pensar, “a mí no se me da especialmente bien nada”, pues en ese caso tienes dos opciones:

  • O bien todavía no lo has encontrado, porque todos y todas tenemos fortalezas.
  • O bien no le estás poniendo atención, porque las fortalezas tienen una dificultad: como para nosotras y nosotros nos resulta muy fácil realizarlo, o nos sale solo, pues no le ponemos importancia o valor.

Pero lo que está claro, es que todos tenemos nuestras fortalezas y nuestras habilidades.

Aplicarlo a un reto

¿Y qué hacemos cuando hemos encontrado nuestras fortalezas? ¿Aquello que se nos da bien? Pues si queremos fluir, tenemos que aplicarlo a un reto.

  • Si se me dan bien los idiomas, por ejemplo, tendré que proponerme aprender uno nuevo.
  • Si se me dan bien el bricolaje, me plantearé cada vez reformas y proyectos mayores.
  • Y si se me da bien las relaciones, puedo dirigir mi carrera profesional a ello.
  • Si corro 5 kilómetros, me puedo plantear correrlos en menor tiempo, o correr 10km.

Si no le ponemos el reto a nuestras habilidades y hago siempre lo mismo, como habéis visto en la gráfica anterior, me voy a aburrir.

El dominio de nuestra atención

Hemos hablado del nivel de activación y de nuestras habilidades y el planteamiento del reto. El siguiente aspecto que nos permite entrar en un estado de flujo, es el dominio de nuestra atención.

Aunque este realizando una actividad que suponga un reto, y tenga suficiente habilidad para ello, si tengo los tres niños revoloteando a mi alrededor, o esté esperando una llamada importante del trabajo, o estoy pendiente del desarrollo de mi serie favorita en la televisión, no voy a entrar en estado de flujo.

El flujo requiere de nuestra atención, requiere que aquello que entre en nuestra conciencia y nos movilice, este centrado en la tarea que estamos realizando, para que pueda activar nuestros pensamientos y nuestras emociones.

Pero para el estado de flujo, esta habilidad es imprescindible, porque si no, no podemos activar la experiencia óptima que requiere.

¿Qué podemos hacer para centrar nuestra atención?

En primer lugar, reservar un tiempo determinado para realizar la tarea. Si tengo que ir a hacer un recado en 30 minutos, pues poder planificarlo, pero recomiendo dejar el espacio necesario para que podamos conseguir nuestra meta.

En segundo lugar, prevenir distracciones: ponernos una alarma que nos avise cuando tengamos que realizar otra actividad, eliminar distractores como el móvil, televisión, etc.

Y, por último, poner la atención en realizar la tarea sin expectativas, poniendo el máximo de nosotros y dejarnos ir en ella.

El estado de fluir no es una competición con nosotros mismos

Y esta última parte, es la que nos llevará a completar la experiencia de fluir: dejarnos ir implica aceptar lo que salga, con meta, pero centrados en la seguridad que podemos llevarla a cabo, pero sin perseguir o más bien “necesitar” el éxito.

De esta forma podremos entrar en el disfrute y alejarnos de las preocupaciones, tener la mente centrada en el aquí y ahora y a sabiendas de que estamos dando lo mejor de nuestra parte, dejándonos fluir con la vida.

Y este es un aspecto que para mí es esencial: Querer entrar en un estado de fluir, no es una competición con nosotros mismos, no es superarnos con exigencia, no es querer ser mejores, no es llegar más alto, estas son creencias limitantes de autoexigencia.

Fluir implica emociones de confianza, dejamos de estar preocupados por nuestra personalidad o nuestro ego, no tenemos que ser mejores, sino que queremos sentirnos mejor, disfrutar y potenciarnos.

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