¿Existen las emociones positivas y negativas?

¿Has escuchado hablar alguna vez de emociones positivas y negativas? ¿Piensas que estar sintiendo emociones como el miedo, la ira o la tristeza es algo negativo?

Pues quizás tengas algo de razón, si somos sinceros, son emociones que nos incomodan, a menudo son difíciles de sostener y nos pueden traer consecuencias negativas si no las gestionamos bien.

¿Pero y si te dijera, que precisamente estas emociones se activan para propiciar procesos de transformación?

¿Y si te dijera que cada una cumple una función determinada que nos ayuda a crecer y nos mueve de nuestra zona de confort?

¿Qué son las emociones básicas?

Evidentemente, todos preferimos sentir alegría o las emociones derivadas, la mayor parte del tiempo, es una emoción que nos gusta, nos expande, nos da energía y nos hace sentir bien con nosotros mismos y con nuestro entorno.

Pero como seres humanos, tenemos un conjunto de emociones básicas que forman parte de nosotros, y que siguiendo la clasificación que hace Paul Ekman las podemos definir en las siguientes:

  • Alegría
  • Tristeza
  • Rabia / Ira
  • Miedo
  • Asco
  • Sorpresa

Estas emociones forman parte de nuestra disposición genética y las sentimos todos y todas, la forma como las expresamos ya depende de nuestra herencia cultural y nuestros patrones emocionales y educativos.

Por ejemplo, todos sentimos rabia o ira, pero la forma como la gestionamos, la permitimos y la expresamos, es lo que varía de una persona a otra.

Si os fijáis de las emociones básicas, solo 1 corresponde a lo definiríamos como una emoción positiva, que sería la alegría, el resto, son emociones neutras como la sorpresa, o negativas como el resto, entonces si están ahí ¿qué función deben cumplir?

¿Para qué sirven las emociones básicas?

Pues la primera función de todas las emociones básicas es garantizar nuestra supervivencia, además se activan de forma autónoma sin que tenga que intervenir nuestro cerebro cognitivo o nuestro pensamiento, en casos donde la supervivencia se siente amenazada.

Nuestro antepasado que delante un tigre o un dinosaurio dijo que mono, me lo voy a llevar a casa, no sobrevivió, el que sobrevivió fue el que activo el miedo y la huida y pudo protegerse, y por tanto todos nosotros llevamos su herencia genética.

Es decir, la función principal de las emociones básicas es la supervivencia y, por tanto, todas son positivas en su función, para vamos a entrar más en detalle.

La alegría

¿Qué pasa en tu cuerpo cuando sientes alegría?  ¿Puedes notar lo que les pasa a tus piernas, a tus brazos, como es el nivel de energía de esta emoción? ¿Puedes estarte quieto? ¿Puedes permanecer callado?

Pues si la alegría es una emoción muy agradable que aparece cuando conseguimos aquello que queremos y que nos predispone a compartir con los demás, por eso tiene una expresión corporal de apertura con una energía muy alta. ¿Pero realmente podemos estar alegres durante mucho tiempo?

Por eso es importante que no confundamos la alegría con la felicidad, pero son dos cosas distintas.

La tristeza

Otra de las emociones básicas de las que disponemos, es la tristeza, una emoción que podríamos entender como negativas.

¿En este caso, que le pasa a nuestro cuerpo cuando estamos tristes? ¿Como sientes la energía? ¿Como están tus hombros? ¿Tus piernas?

Pues como habréis notado, la tristeza es una emoción que nos desvitaliza, la cara decae, las piernas se sienten pesadas, nos sentimos cansados, los brazos caídos, la posición del cuerpo se cierra y no tenemos ganas de hablar ni de escuchar, incluso baja nuestro tono de voz y nuestra temperatura corporal.

Es una emoción que podríamos decir que nos cierra del mundo, y nos invita a estar solo con nosotros mismos y lo único que podemos hacer con la tristeza es pensar.

¿Si hemos dicho que la función básica de las emociones es garantizar nuestra supervivencia, para que puede servir la tristeza? ¿Qué función cumple?

Pues la tristeza aparece cuando sentimos una pérdida, y su función es permitirnos reconstruirnos después de aquello que hemos perdido y esto no podemos realizarlo mientras llevamos la vida con normalidad.

Toda pérdida, y más si son importantes, en nuestras vidas implica un proceso de reconstrucción, y la tristeza nos permite parar y aislarnos del mundo, para poder gestionar esa pérdida. ¿Le veis ya la utilidad?

La rabia o ira

La rabia es una emoción que tiene mucha energía, las piernas se tensan, los puños se aprietan, subimos el tono de voz y focalizamos nuestra atención en aquello que nos provoca el conflicto

La rabia aparece cuando nos sentimos atacados y sentimos un obstáculo en algo que queremos conseguir y precisamente nos dota de una fuerza superior para poder superar los obstáculos. ¿Si juegas a futbol, podrías intentar chutar a gol sin activar la rabia?

Pues para eso nos es de utilidad, la rabia, bien gestionada, y nunca dirigida a los demás, nos puede ayudar a sacar fuerza, poner límites a las otras personas y gestionarnos en emociones como la tristeza o el miedo.

El miedo

En relación al miedo, podríamos decir que es la emoción que nos ha marcado durante el último año que hemos vivido y ha estado muy presente en nuestras vidas, además con la pandemia, se ha activado en forma de supervivencia.

¿Podríais recordar la última vez que sentisteis miedo? ¿Como os sentíais? ¿Qué le estaba pasando a vuestro cuerpo?

En el miedo nuestro cuerpo se tambalea, sentimos una ligera sensación de temblor, es un movimiento vacilante, miramos y no miramos, hacemos y no hacemos, apartamos la cara, nos la cubrimos con las manos, nuestra voz tiembla o desaparece.

En temores extremos, nuestro cuerpo reacciona para la huida: el flujo sanguíneo se dirige únicamente al corazón y todas nuestras funciones vitales se paralizan. Caso únicamente útil cuando tenemos que huir de un león.

El miedo nos prepara, para poder aprender y generar los recursos necesarios para que salgamos de nuestra zona de confort. El miedo cuando lo afrontamos y este es el elemento clave, nos permite prepararnos, aprender, ampliar nuestro repertorio de recursos y en definitiva poder transformarnos a nosotros mismos.

Asco y sorpresa

El asco es una emoción básica que igualmente nos protege cuando algo amenaza nuestra supervivencia, si tomas un sorbo de leche pasada que tienes en la nevera, automáticamente nuestro cuerpo la rechaza y la expulsamos, escupimos para que no nos provoque ningún daño.

La sorpresa es una emoción de apertura: abre nuestros ojos, cuerpo, boca. Abre todos nuestros sentidos para que precisamente podamos valorar la situación: si hay que salir corriendo inmediatamente o podemos empezar a llorar de emoción.

¿A partir de esta explicación, tiene algún sentido que hablemos de emociones positivas y negativas?

Todas sirven para algo, todas nos dan una información sobre nosotros mismos que tenemos que gestionar, y lo importante es no quedarnos atrapados en ellas, sino que nos sirvan para nuestro crecimiento emocional.

¿Necesitas que alguien te acompañe en tu proceso de cambio?

Realiza una sesión con la Psicóloga Marina Arjó

Suscríbete a nuestro canal de youtube

Visita nuestro canal de Youtube donde tendrás disponibles todos nuestros vídeos actualizados. Suscríbete para estar al día y no perderte ningún vídeo.